En todas las culturas, desde la antigüedad, el hombre conocía y utilizaba el poder mágico de los sonidos. Las vibraciones de las ondas sonoras eran algo familiar entre los druidas y chamanes. Utilizaban el sonido para armonizar y sanar, también como vía para entrar en contacto con el “TODO”.
Cada átomo de cada molécula, de cada célula, vibra porque toda vida es energía. Todo el Universo vibra en diferentes frecuencias o estados cuánticos, esto incluye al cuerpo humano. Cuando un órgano está sano su frecuencia vibratoria está en armonía con el resto del cuerpo, pero si esta frecuencia se altera, se rompe la armonía y aparece la enfermedad.
En los últimos años la terapia con Cuencos Tibetanos suscita un creciente interés en Occidente, donde se utiliza con fines terapéuticos y excelentes resultados.
Hoy conocemos, por el principio de resonancia, que es posible modificar estas frecuencias alteradas a través de la transmisión de otras frecuencias armonizadoras.
Ésa es la doble función: preventiva y terapéutica de la sonoterapia o terapia vibracional con cuencos tibetanos.
En INCKORPORA sólo utilizamos cuencos antiguos, que provienen de Tibet y Nepal, con una aleación de siete metales considerados sagrados. Eso les confiere una sonoridad especial y cualidades terapéuticas precisas que no se logran con otros instrumentos.